¡Somos semidioses...!

Él dijo: "...hagamos al hombre a imagen y semejanza nuestra...!

miércoles, 20 de agosto de 2008


Liberación...
(por D' Laguarda)


Necesito estar dormido..., morir un largo rato para no sentir tu ausencia.., para no extrañarte tanto...

Mientras muero, estoy tumbado en una playa esperando que, si acaso, alguna ola implacable me abrace y me arrastre hasta su profundidad...; quizás allí te encuentre... o, quizás allí te olvide y no sepa jamás que te conocí...

Pero espero, tirado en la arena... tan inmensa y tan desierta, allí espero..., tan solo..., tan triste..., tan desnudo..., tan enorme...; ardiendo bajo el sol y, sin embargo, con la mar en calma..., tan gris...

Mientras trato de dormir, rompe el silencio con sus alas un recuerdo en forma de ángel que cae vertiginoso hacia mí... ¡Me levanta en vilo...! Voy montado en su espalda..., me aferro metiendo mis brazos por debajo de sus alas y, me eleva..., más allá de las nubes, más allá del sol; me invita a rezar por tí, porque es un ángel; lo intento y, mientras rezo, recuesto mi mejilla entre su melena; ¡admiro su cabello!, comienzo a besar su cuello..., a morderlo suavemente..., hasta llegar a su oído y, le comienzo a pervertir..., porque soy humano...

Por debajo de sus alas, corren mis manos ávidas en busca de sus senos..., les aprieto, les estrujo mientras que, con la punta de mi lengua, humedezco suavemente su espalda...

Excitado, el recuerdo en forma de ángel emprende veloz vuelo..., tan fuerte, que oprime mis párpados y me lleva hasta más allá de las religiones, hasta más allá de las pasiones..., hasta el borde de las sensaciones..., hasta el límite de las emociones...

En medio de su frenesí, pierde el control del vuelo para caer en espiral y terminar dando tumbos en la arena... ¡ha perdido el juicio...!, ¡sus uñas y sus dientes... arrancan en pedazos mi piel!; yo, en defensa, hago lo mismo..., nos descarnamos con furia..., como si quisiéramos encontrarnos el alma..., nos buscamos hasta en el habla; el ángel, desesperado y desquiciado montado a mi cintura, grita mi nombre..., da la cara y eres tú... Y yo que dormí para olvidarte y tú que no te alejabas.

Por el contrario, me mordías y me enredabas entre tus piernas...; yo que te quería olvidar y tú que me llenabas todo de tí..., me gritabas con tu humedad hasta que no resistí tu deseo que, entonces, inventó al mío: te besé suave y lentamente..., desde la planta de los piés te fui recorriéndote y perdiéndome en tu manantial, donde bebí a placer hasta embriagarme de tu néctar e, insatisfecho, te seguí buscando hasta detrás de aquellas níveas colinas, las cuales trepé hasta que tus piernas quedaron ceñidas a mi cintura y me empujaban dentro de tí...; yo luché, te ataqué ferozmente, clavé mi daga con violencia más de mil veces, otra vez perdiste la cordura y llorabas y reías al mismo tiempo mientras tratabas de pronunciar mi nombre...; resistías valientemente los embates hasta que, en un último esfuerzo por derrotarme, tu cuerpo sufrió un espasmo y un temblor se apoderó de tus muslos y tu espalda se arqueaba en vaivén haciendo brincar tus senos que trataban de escaparse de tí... hasta languidecer y, con tu mirada nublada, me soltabas poco a poco y yo, entonces, sentí el golpe violento de la victoria que me quebró mi espinazo... y, con una fuerte sacudida, me escapé de tí...

¡Soy libre...! gritaba yo...

¡Soy libre...! mientras me iba perdiendo en el espacio... pues volaba ya sin tí...

¡Soy libre...! pensaba, mientras el silencio me envolvía..., me libraba de tu recuerdo...

¡Soy libre...! seguía pensando, mientras mi mano sostenía mi falo, aún turgente y húmedo..., mientras que en mis muslos se enfriaba aquel líquido blanquecino, espeso y dulzón; que escapó a borbotones hirviendo de mis entrañas...

¡Soy libre...! seguí pensando, mientras que pude morir en paz..., pues me olvidé de todo y de tí...

Al despertar, te busqué a mi lado..., te busqué en las palmas de mis manos... olorosas aún al recuerdo de un viaje..., es la sexta vez que no te encuentro cuando abro mis ojos..., una vez más, te comienzo a tratar de olvidar..., bajando lentamente mi mano hasta mi cintura...